Costa Salguero: historia oral de un debate

El proyecto de rezonificación de los terrenos públicos de Punta Carrasco y Costa Salguero parece haber despertado un gran interés en la ciudadanía. Con 7.053 anotados para las audiencias públicas, la discusión continuará hasta fines de enero. Aquí, los comentarios y opiniones en boca de sus protagonistas.

Federico Poore
35 min readDec 14, 2020

El 8 de octubre, la Legislatura porteña aprobó en primera lectura el rediseño urbano de 32 hectáreas de la Costanera Norte que involucra los predios de Costa Salguero y Punta Carrasco. El proyecto del Gobierno de la Ciudad, que avanzó con votos del oficialismo y sus aliados, propone vender un porcentaje de esos terrenos públicos a desarrolladores privados para la construcción de edificios comerciales y de viviendas de hasta 29 metros de altura.

La iniciativa se apoya en la Ley 6.289, que permitió la venta de Costa Salguero y Punta Carrasco, al establecer que la administración de Horacio Rodríguez Larreta puede prescindir de esos predios, que son de dominio público pero concesionados hasta 2021. (Dos semanas luego de la votación por la rezonificación, la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso, Administrativo y Tributario dictó una medida cautelar que suspende la venta del predio hasta tanto se resuelva de manera definitiva la causa judicial.)

El tema sobre el futuro de Costa Salguero despertó un gran interés entre la ciudadanía, que se anotó masivamente para las audiencias públicas previstas para este tipo de leyes de “doble lectura” y que ocurren entre la primera y la segunda votación.

NB: Las intervenciones fueron desgrabadas tal y como ocurrieron, en estricto orden cronológico y respetando el espíritu de los participantes, mínimamente editadas por longitud y claridad. Los videos completos de las jornadas están disponibles en la cuenta de YouTube de la Legislatura. También está disponible mi intervención.

Viernes 27 de noviembre. Expositores invitados por el GCBA.

Alvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano: El objetivo es convertir un espacio que hoy es de uso privado en un gran parque público sobre el río. Para que las personas lo usen es necesario que el espacio esté preparado, que tenga infraestructura y que haya movimiento. Que sea seguro y que invite a quedarse. Y así va a ser el Parque Salguero, un 74 por ciento de Parque se va a complementar con otro 26 por ciento de usos que favorecen la concurrencia y la permanencia, como locales gastronómicos y culturales. La infraestructura es la que acerca a las personas a los espacios públicos. Reconquistar el borde costero implica ampliar el concepto del uso del espacio público, implica trascender los límites de lo que es una costanera o un espacio verde para construir un espacio que brinde además los servicios, la seguridad, las comodidades necesarias que nos inviten a pasar más tiempo. El espacio público se mide en cantidad de gente, no en cantidad de metros cuadrados. Estamos frente a un debate mucho más profundo.

Juan José Méndez, secretario de Transporte: Los usos exclusivos son los que, por lo general, se vuelven poco sostenibles en materia de transporte y en soluciones de movilidad. Muchas veces esos parques aislados que solamente tienen la función ambiental de un parque, pero que no tienen otros usos sociales asociados, concentran su demanda los sábados y los domingos, quizás en algún momento aislado durante la semana, pero después permanecen gran parte del tiempo vacíos, inaccesibles y con poca justificación para invertir (en términos ambientales y sociales) en la incorporación de soluciones de movilidad, además de generar un montón de situaciones de inequidad en esos espacios, donde solo podemos sentirnos seguros en aquellos momentos muy acotados de su uso concentrados en el fin de semana. Buscamos la función ambiental de esta zona de la ciudad, este gran parque, pero también esta oportunidad de desarrollo de ciudad para generar mix de usos, vida las 24 horas, garantizando no solo la sostenibilidad ambiental y social sino también un espacio diverso y accesible para todos por igual, que no haya diferencia en las experiencias de uso.

Carlos Sallaberry, vicepresidente de la Sociedad Central de Arquitectos: Las ciudades se transforman a partir de eventos (un proyecto olímpico, una feria, un congreso mundial) o bien con acciones transformadoras, como este caso de recuperar el frente costero. La inversión público-privada permitió el desarrollo de la ciudad en los últimos 12 años a partir del uso de tierras público que la inversión privada concretó en obras de uso mixto. A su vez, la venta de tierras permitió el desarrollo de obras de infraestructura en un nivel nunca antes visto. Muchas de las organizaciones que hoy reclaman lo hacen en base a manifestaciones que no responden a la realidad. Hubo tiempo suficiente para emitir opinión, y no se hizo. ¿Qué motivo hay para detener el progreso? Yo quisiera ver realizado el nuevo paisaje ciudadano propuesto para este sector de la costa y tomar un café con algunos colegas que hoy hacen panfletos.

Valeria Franck, directora del estudio Franck-Menichetti Arquitectos, coautora del proyecto ganador: Hoy el borde costero es un tema pendiente. Es un área de difícil acceso. Tanto Punta Carrasco como Costa Salguero se encuentran marcados por distintas barreras urbanas como Aeroparque, depósitos fiscales, autopistas, las vías [del tren] que hacen que este sector haya quedado completamente aislado. Por lo general los parques no tienen vida nocturna porque no tienen programas que acompañen esa vida nocturna. Estamos proponiendo que el parque tenga movimiento y vida nocturna traccionada por el mismo programa que estamos planeando. Estamos proponiendo una alta mixtura de oficinas, comercios, vivienda, hotelería. Algo que me parece valioso destacar por toda la efervescencia que tuvo este tema en los medios sociales: quiero aclarar que tanto el parque como el borde costero son totalmente públicos y de acceso libre. Existe una pequeña porción edificada, que son edificios que no superan los 29 metros de altura.

Alberto Varas, fundador de la Academia de Arquitectura y Urbanismo: En los últimos veinte o treinta años, en Buenos Aires y en el mundo, se ha ido desarrollando una nueva concepción que se diferencia de la creación del espacio verde clásico, y que a mí me gusta llamarlos infraestructuras biológicas. Ya no es el parque decimonónico, la visita al primer Palermo o al Central Park sino un borde de espacios públicos secos con algún tipo de equipamiento.

Alejandro Amor, defensor del Pueblo de la Ciudad: Cuando se hace un detalle de las intervenciones sobre la Costa a lo largo de los años se ve que no obedecieron a un plan integral. Esta decisión responde a las mismas lógicas: circunstanciales, individuales y aisladas.

Luis Grossman, arquitecto del Estudio Luis & Julio Grossman: Estoy seguro de que muchos de los que apoyan a estos grupos [que se oponen al proyecto] tienen en algún lugar de su estudio el dibujo icónico de Le Corbusier de cinco torres iluminadas bajo un cielo nocturno estrellado. Cuando se dice que todos decidimos con respecto a la ciudad se dice una gran mentira. No podemos decidir todos con respecto a la ciudad porque entonces viviríamos en el caos y en la anarquía.

Agustina Señorans, asesora de temas de género del Ministerio de Espacio Público: Los espacios en desuso, oscuros, alejados, poco conectados con el resto de la ciudad son peligrosos por su falta de movimiento y conectividad. Y esos espacios por lo general las mujeres los evitamos. El proyecto está iluminado, de fácil acceso, presenta usos múltiples. Las mujeres nos sentimos más seguras y nos apropiamos de estos espacios.

Diego Achile, integrante de la Junta Comunal N° 13: Vivimos con espanto cómo se abalanzaron sobre las tierras del ex Tiro Federal, como rondaron como buitres las tierras del Cenard y cómo van en busca de El Playón, el último pulmón verde del barrio de Colegiales. En un principio estos terrenos iban a ser concesionados y hoy resulta que se venden.

Miguel McCormack, socio y director de McCormack Asociados: Vivo a un kilómetro y medio del río en línea recta pero para llegar al río tengo que hacer 5 kilómetros en auto, porque todo ese recorrido es muy agresivo para otros medios, como bicicleta o caminando. Entre mi casa y el río hay dos vías férreas, tres vías de circulación rápida, dos franjas de clubes alambrados (a los que no puedo entrar porque no soy socio) y cuando llego también hay otro club que me tapa la costa. Hay que recuperar el acceso público a ese borde costero y acompañarlo con un parque, con un espacio abierto y público, para uso recreativo y cultural. Y por supuesto integrarlo a un plan que tome todo el frente, desde el límite con Vicente López y llegando hasta Puerto Madero o La Boca. El promotor de esto parece haberse dado cuenta de que esto no es fácil, porque no se trata solamente de derribar un cerco para entrar. Hay que reconfigurar el tejido urbano que le da sentido. Llegar por llegar no es suficiente. Un parque desprendido de la trama urbana al que se llega solo en auto no funciona. Esto está probado en todo el mundo. Lo que tiene que llegar al río es la ciudad, no una trama vial sino la trama urbana, que es lo que tanto nos gusta de Montevideo u otras ciudades de Latinoamérica. Los parques en las ciudades no se miden en metros cuadrados por habitante: se miden en distancias, o en tiempos a pie, y en función de los usos que tengan alrededor y que los activen, todos los días y a todas las horas.

Bárbara Rosen, coordinadora de Derechos Urbanos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad: El proyecto que está en tratamiento, que propone usos residenciales y de oficinas en el 30 por ciento de la superficie de tierras de dominio público, vulnera derechos. Todo cambio de normativa tiene que encuadrarse indefectiblemente dentro de sus normas superiores. La Constitución de la Ciudad ordena, en el artículo 8, que los espacios que forman parte del contorno ribereño de la Ciudad son públicos y de libre acceso y circulación. También el capítulo 4, de Ambiente, establece la protección e incremento de los espacios públicos de acceso libre y gratuito, en particular la recuperación de las áreas costeras y garantizar su uso común. En el mismo sentido, lo reitera la ley marco de la Ciudad, el Plan Urbano Ambiental, que establece en su artículo 9 que se deben destinar a uso público los predios de dominio estatal que se desafecten de las riberas. Más claro, imposible. La Ciudad tiene definida en su matriz qué es público y qué es privado. Los emprendimientos privados se construyen en terrenos privados, y las tierras públicas tienen que ser destinados a usos y necesidades públicos. Proponer usos del sector privado en tierras públicas alegando que los usos mixtos favorecen a la seguridad y a la generación de empleo es una distorsión conceptual que vulnera principios de equidad. Es como si se propusiera admitir usos de viviendas y oficinas en el Parque 3 de Febrero, o en el 30 por ciento de la Plaza Flores porque es insegura.

Fabio Quetglas, director de la Maestría en Ciudades de la Universidad de Buenos Aires, diputado de la Unión Cívica Radical: Probablemente tengamos la posibilidad, y ojalá así sea, que el nivel de integración internacional de la ciudad más importante transforme ese barrio en un barrio internacional, en un lugar donde haya algún hotel de 3 o 4 estrellas, gente que llega de noche y sale de mañana, y que la ciudad conjugue en un lugar ese clima de convivencialidad entre lo ajeno y lo propio. Y que de día pueda ser para los ciudadanos de Buenos Aires una pequeña ventana al río que esperemos se vaya ampliando con el tiempo. En esta zona de la ciudad hay bastante verde. Si ustedes me dicen “sería deseable que en el Oeste haya más verde, en el Sur haya más verde”, yo los acompaño a firmar la solicitada que sea necesaria, pero no justamente en ese sector de la ciudad. Acá se ha presentado un proyecto que es razonablemente interesante. La nueva relación de la ciudad con el río no tiene por qué ser solo una relación estética sino sobre todo una relación vital. Y en ese sentido soy muy poco exigente. Hay que dejar un espacio experiencial, hay que ver cómo funciona esto. Para mí, un edificio de 8, 9 pisos no es una torre, pero en cualquier caso acepto que alguien diga que es una torre, no tengo ningún problema. No hay una definición categórica de cuándo empieza a ser torre.

Gabriel Lanfranchi, coordinador del Plan Urbano Ambiental: La ciudad tiene instrumentos para hacer ciudad. Y uno de los instrumentos que tiene es la compra y venta de tierras, la compra y a la venta de suelo urbano. Y lo importante es que toda vez que se compre sirva para acrecentar ese banco de tierras, esa oportunidad de hacer cosas, y toda vez que se venda se venda para poner en valor los activos. Y en este caso creo que se cumple con ese requisito, porque se busca vender un porcentaje de suelo para generar vivienda, para generar actividad en torno a uno de los parques que yo creo va a ser de los más lindos de la ciudad. Ahora bien, es fundamental que se estudien los instrumentos que permiten el acceso a la vivienda y que no sea, como ocurrió en el caso de Puerto Madero, una vivienda únicamente para la élite, para el que mejor puede pagar. Ahí el Estado debe tener una intervención concreta para garantizar, independientemente de lo que el mercado diga la mixtura social. Tenemos que hacer barrios mixtos donde los encontremos. Hoy esto no está en discusión.

Ignacio Fleurquin, licenciado en planificación y diseño del paisaje: No se puede diseñar lo que no se conoce. No se puede diseñar un parque costero sin conocer cómo es el funcionamiento del Río de la Plata, cómo es el sistema de corrientes, de partículas, de deposición y cómo el paisaje está en permanente cambio. El dispositivo de concursos merece ser revisado: necesitamos hacerlos más dinámicos, más participativos. Necesitamos tener en cuenta las bases de los concursos, que son muy vagas, no pueden no tener información sobre la hidrología del Río del Plata, la hidrología de las cuencas, el tipo de sustrato sobre el cual estamos montando un parque, que no es tierra como se dijo acá. El punto más flojo que tiene el concurso es la mirada del parque, por no tener a alguien adecuado y formado en esa disciplina. Debemos desarmar la hegemonía de la única disciplina que toma las decisiones sobre la ciudad. La ciudad no es más la ciudad del siglo XX, ni mucho menos la del siglo XIX.

Viernes 27 de noviembre. Registro de inscriptos

Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad: El proyecto que impulsa el gobierno es bastante simple, por más que quieran complejizarlo. Consiste en construir una muralla de torres en la Costanera autorizando la venta de la totalidad de la superficie del predio de Costa Salguero. Este delirio urbanístico solo se le puede ocurrir al peor gobierno de la historia democrática de la ciudad. Nos quieren hacer creer que la única forma de que la Costanera sea un parque público sea llevando ciudad, y que eso implica privatizar, construir viviendas, comercios y hoteles, o para que el parque sea vivo y seguro se debe privatizar. El horizonte de esta política es convertir a Buenos Aires en una ciudad country, donde lo público no existe y donde se requiere capacidad económica para el uso de todos los espacios.

María Eva Koutsovitis, ingeniera civil, docente: Este proyecto es el inicio de la densificación constructiva en todo el eje costero y de una nueva fractura urbana, entre una Buenos Aires que va a mirar al río pero sólo destinada al cinco por ciento de los sectores de mayor poder adquisitivo y una Buenos Aires de espaldas al río sin derecho al horizonte.

Claudia Ferman, documentalista: ¿Cuáles pueden ser las razones para disponer -vender- en tiempos de pandemia un espacio público que es sin duda una fuente de salud ambiental y social? ¿Cómo puede justificarse?

Ljubita Klein, arquitecta: Los responsables de la protección ambiental deberán velar por el gozo y uso del ambiente por parte de las generaciones presentes y futuras, principios que el Gobierno de la Ciudad está desconociendo al fomentar la construcción de edificios de 29 metros de altura, equivalentes a 10 pisos, continuando con la destrucción de los humedales y la flora y la fauna que serán desplazados por la construcción de un helipuerto en el predio de Punta Carrasco. ¿Consideran los señores legisladores que la creación de un barrio cerrado de edificios en altura no constituye una barrera al río?

Graciela Novoa, arquitecta: Las decisiones que se adopten en relación a usos del suelo y densidades construidas pueden incrementar los riesgos ambientales al no tener ningún criterio de planificación respecto de la ribera del Río de la Plata, el riachuelo, las cuencas de arroyos o las áreas verdes. El río tiene un enorme potencial como reserva de paisaje y ambiente en una ciudad que no cuenta con gran variedad de entornos naturales.

Adriana Fernández, vecina de Colegiales: Espero que esta audiencia sea una bisagra, un punto de inflexión para detener y cambiar la política de gobierno respecto a la escandalosa venta de tierras públicas en la Ciudad de Buenos Aires.

Carlos Wilkinson, integrante de la agrupación Movimiento Comunero: Escuché los argumentos de los arquitectos y, sin querer ofender a nadie, quiero decir que algunos me parecieron ridículos o directamente falsos, como por ejemplo, el que dice que para que un parque sea seguro hace falta que esté rodeado de ciudad. Nosotros en El Playón de Colegiales vivimos exactamente rodeados de ciudad y lo que quieren hacer en el Playón es vender lotes para construir edificios. Yo no escuché a ninguno de los arquitectos mencionar que habían consultado a los que tendrían ser sus clientes, que son los ciudadanos de la ciudad de Buenos Aires, lo cual me da que pensar de que en realidad consultaron a otros clientes.

Luis Angió, vecino de Villa Crespo: Se dijo que lo público y lo privado se retroalimentan. Yo digo que no. Lo privado se come a lo público. En esta ciudad hace por lo menos 14 años se vienen regalando hectáreas y hectáreas de terrenos públicos. No sean cadetes de estos emprendedores inmobiliarios.

Mauro Fernández, Atlantic Fellow de la London School of Economics, ex integrante de Greenpeace: Acá hay un caso muy concreto de avance sobre la propiedad pública, de valorar más el metro cuadrado que los derechos de las personas. Creo que tenemos que valorizar los derechos de las personas y el acceso tanto al río como a los espacios verdes como el derecho constitucional a un ambiente sano, más que seguir subiendo el valor del metro cuadrado de la ciudad y seguir gentrificándola en base a Puertos Maderos en cada espacio verde que haya.

Rosa Aboy, directora de del Centro de Investigaciones de Historia de la Vivienda en América Latina de FADU-UBA: La ley en tratamiento daría normativa a esa tierra pública costera que se pretende vender para construir una doble barrera de edificios -que no son torres, son cajas prismáticas de diez pisos- no del lado de la ciudad, como sucede en Montevideo, sino del lado del río. Para que quede claro: los edificios que se proponen estarían entre la Avenida Costanera y el Río de la Plata, como una pared que clausuraría la posibilidad de una relación franca desde el punto de vista de los usos y de las vistas del río, afectando fundamentalmente a los sectores trabajadores y medios, para quienes en mayor parte el contacto con la naturaleza tiene lugar en los parques públicos. Por las concesiones hemos perdido la memoria de nuestra relación con el río: algunos nunca la tuvieron porque pertenecen a generaciones muy jóvenes y otros por el tiempo transcurrido. Y es verdad que uno no puede querer lo que olvidó o lo que no conoce. Por eso es bueno es bueno mirarnos en el espejo de Rosario, Colonia, Posadas, Corrientes o Montevideo.

Adriana Guevara, arquitecta y doctoranda en urbanismo: Una plaza no es un parque, no quiero que me den los restos de una urbanización.

Martín Lemma, arquitecto y doctor en Estudios Urbanos por la UNGS: El tema central del debate que nos convoca es qué quieren los vecinos porteños para Costa Salguero. No “qué quieren los legisladores” o “qué quieren nuestros representantes”: qué queremos nosotros, los vecinos. Y nuestro mensaje es sumamente claro: los vecinos queremos que el cien por ciento de los terrenos de Costa Salguero formen un gran parque público. En esta pandemia se puso descubierto que los espacios verdes de la ciudad son carentes, y hoy en día están saturados de personas, basta recorrer un poco la ciudad para ver esto. El mundo cambió después del coronavirus y el proyecto que impulsan para Costa Salguero no cambió: es el mismo que estaba antes de la pandemia. Los renders son de un proyecto urbano arquitectónico que a mi gusto son interesantes y muestran cosas novedosas. Pero corresponden a otro mundo, a un mundo que no le habían pasado las cosas que pasaron.

Verónica Segura, arquitecta: Están tratando de vender esta idea de que es mejor tener un 75% de las tierras cuando en realidad tenemos el 100%. Son nuestras. Nos dicen que nos dan acceso al río. El acceso al río ya lo tenemos: en un año vuelve a ser nuestro y lo están desconociendo.

Catalina Gastellu, arquitecta: Nos encontramos frente a la oportunidad única e irrepetible de recuperar 32 hectáreas que nos han sido negadas durante décadas. A este predio no le sobra un metro cuadrado para vender o concesionar, no solo porque tenemos una de las ciudades con una de las relaciones más bajas de espacio verde por habitante sino porque estaríamos interrumpiendo y perturbando la vista al horizonte.

Magdalena Eggers, arquitecta especialista en normativa: La ley 5.961 del Distrito Joven, aprobada hace dos años y medio, dividía la costa en cinco sectores “con pequeñas ocupaciones”. En el sector 5 se permitían construcciones “de 12 metros de altura”, todo bajo concesión y no se permitía subdividir. Ahora se les ocurre cambiar el destino de lo que es Costa Salguero agregándole que será preferentemente parque público. Ese preferentemente no es una norma. Después, la altura del sector 5 pasa de 12 metros de altura según la Ley del Distrito Joven] a un mínimo de 18 y máximo de 29 metros. Se permite en todo el distrito joven alojamiento turístico y oficinas, que yo me pregunto para qué en el distrito joven. Un helipuerto también, ¿para qué en el distrito joven? ¿Y para qué en el distrito joven “viviendas, oficinas, hoteles y todo tipo de comercios”? Y este sector lo pretenden lotear. Lo que nosotros teníamos [hace dos años y medio] eran 5,2 kilómetros del Distrito Joven que eran todo parque, ahora vamos a tener más de medio millón de metros cuadrados de construcción.

Slide presentado por Madgalena Eggers durante su intervención en las audiencias.

Malena Tasat, estudiante de Geografía: Un gran parque público le daría a esta ciudad esa reconciliación con el río que tanto se merece. Fomentaría la calidad y afianzaría un sentido de comunidad que perdimos por completo con la mirada individualista que propone el Gobierno de la Ciudad.

Laura Saraceno, estudiante: Legisladores, rechacen este proyecto de ley. Es inaceptable que habiendo tantos argumentos en contra prefieran priorizar un acuerdo económico que encima está mal pensado y no nos deja ganancia en el largo plazo. Seamos inteligentes.

Lunes 30 de noviembre.

Marta Giana, psicoanalista: Este proyecto, ¿qué encuentros propone? ¿Viviendas para quiénes? ¿Se puede imaginar a este barrio como un lugar inclusivo, como un barrio que aporte a la perdida mixtura que reinaba en la ciudad cuando los de mi generación éramos niños y adolescentes?

Enrique Viale, abogado ambientalista: La poca naturaleza y los sitios verdes hoy parecen completamente sacrificables. Se consideran un vacío que debe llenarse con negocios. Nos transforman de ciudadanos en clientes. La ciudad se mercantiliza cada vez más. Para todo hay que pagar, ¿se dieron cuenta de eso? Ese extractivismo urbano nos privatiza hasta el ocio y la recreación. No se puede disfrutar sin consumir, nos dicen.

Aída Vidal, jubilada, militante por los derechos humanos: Es un derecho inalienable de todos y cada uno de los ciudadanos el transitar y disfrutar de la costa ribereña y que nada se interponga desde el momento que ingresa entre sus ojos y el horizonte, y ese derecho incluye no tener que hacerlo sobre un territorio privado.

Guilad Gonen, vecino de Villa Crespo: En lugar de generar una propuesta ciudadana, en lugar de preguntarle a la ciudadanía, en lugar de hacer un desarrollo interdisciplinario donde distintas profesiones y distintas ideas surjan para ver qué hacer con esas 32 hectáreas, lo que se hizo fue llamar a un concurso donde participaron un montón de estudios de arquitectura privados para ver qué proponían. ¿Y, bueno, y qué van a proponer si son arquitectos? Hacer edificios. Y está bien, no está mal, trabajan de eso y es lo que saben hacer. Lo que es una locura es que sea la única opción que tengamos y la única perspectiva que se planteó. Nosotros ya tenemos un Puerto Madero, ya tenemos la experiencia, ya tenemos un barrio en donde sus parques están explotados de gente y sus restaurantes tienen lugar para sentarse; ya tenemos un barrio donde para sentarte a tomar mate o jugar a la pelota con chicos hay que pasar por un barrio de lujo.

Osvaldo Guerrica Echevarría, arquitecto, coordinador de la Asamblea Permanente de los Espacios Verdes Urbanos: Me habían producido una profunda bronca las intervenciones iniciales, tanto del gobierno de la Ciudad como de la Sociedad Central de Arquitectos, en particular las intervenciones de los arquitectos [Carlos] Sallaberry, [Alberto] Varas y [Roberto] Converti. Como yo soy un viejo arquitecto, los conozco desde hace mucho. A los que se creen que esta política de enajenar espacio público comenzó con Larreta, les digo que empezó por el año ’94, ’95, ’96 con el Proyecto Retiro, que espero que los más ancianos recuerden. Menem desafectó 70 hectáreas de la playa ferroviaria de Retiro, incluidas las vías y la estación terminal más grande de la Argentina, y la Sociedad Central de Arquitectos hizo un concurso. El resultado fue que la terminal de Retiro se convertía en un gigantesco shopping, desaparecía toda la estructura ferroviaria y desaparecía la terminal, con torres desde la Avenida Ramos Mejía hasta Salguero. Este proyecto se hizo mediante un concurso público abierto y democrático, ¿y quien lo ganó? El arquitecto Varas. Que como ese proyecto no se hizo porque lo peleamos muchísimo, ganó con otro y derramó miles de toneladas de hormigón sobre la península de Ciudad Universitaria, y dejó hormigonada un kilómetro de costa. Y el arquitecto Sallaberry, que dijo que los que estábamos en contra nos dedicábamos a hacer panfletos, le digo que estuvimos haciendo panfletos durante treinta años, y gracias a eso evitamos que [el entonces intendente Carlos] Grosso entregara medio Parque 3 de Febrero en concesión.

Rodolfo Macera, arquitecto, titular de la Dirección Provincial de Arquitectura de la provincia de Buenos Aires: A Buenos Aires le faltan espacios verdes y eso lo puede probar cualquier estudio comparativo de cualquier universidad del mundo sobre los espacios verdes de Buenos Aires con respecto a casi cualquier ciudad de Latinoamérica, de América y de Europa. El mercado no es buen asignador de prioridades urbanas. Diez comunas concentran toda la capacidad de construcción de la ciudad de Buenos Aires. El mercado construye donde la población decrece. Las capacidades que tiene una ciudad para construir son limitadas. Uno no puede abrir todas las bocas de expendio del suelo, porque si sigue abriendo posibilidades en la zona norte nunca se va a desarrollar la zona sur.

Mercedes Austral, vecina de Saavedra: A las audiencias públicas las entiendo como un como sí, nosotros hacemos como que pensamos que ustedes nos escuchan, y los legisladores hacen como que escuchan a los ciudadanos. En este caso, en esta audiencia, parece que algo de la lógica del ‘como sí’ se rompió porque hay 7.000 inscriptos y visibilidad pública de todo lo que pasa acá.

Irene Fernández, presidenta de la Asociación de Ciclistas Urbanos: Es gratamente sorprendente que seamos 7.000 personas que venimos a defender la Constitución, el medio ambiente y el espacio público. Lo lamentable es que sea contra nuestro propio gobierno de la ciudad, que debería ser su primer defensor.

Eduardo Jozami, abogado, economista, ex legislador porteño: Me ha llamado la atención que los altos funcionarios que expusieron al inicio de esta audiencia para defender la privatización no sostuvieron la constitucionalidad del proyecto. Esto es curioso, ya que la inconstitucionalidad ha sido denunciada por muchos y que un reciente fallo judicial suspendió las ventas de los terrenos afectados a este emprendimiento considerando que no pueden darse a dominio privado terrenos del borde ribereño. Quienes abogamos por un parque que recupera la costa para los ciudadanos de Buenos Aires no dudamos de que puedan instalarse actividades de servicios que estimulen la permanencia, ni tampoco que deba atenderse el control de la seguridad. Pero todo esto nada tiene que ver con la construcción sobre el borde costero de lujosas unidades de vivienda u hoteles de cinco estrellas. Esta parte del proyecto es el núcleo del negocio, e impondrá las condiciones de todo el espacio.

Silvana Parentella, arquitecta: Quienes están a favor de esta ley nos dicen que solo es un 26 por ciento de Costa Salguero lo que quieren vender, y que eso les permitiría el desarrollo del sector para tener un hermoso parque verde. Pero las imágenes que nos muestran no corresponden con lo que allí se reglamenta. Por un lado, en Costa Salguero se reglamenta un 26 por ciento de venta de tierras, pero allí no están incluidas calles y veredas. Cuando sumamos a la venta para privatizar las calles y las veredas, este 26 por ciento asciende a un 40 por ciento de urbanización. Les recuerdo que lo que se vota no es el render que ven, es la letra de lo que dice la ley, la cual dice que Punta Carrasco podrá tener 35 por ciento de constructividad y concesionarse, es decir, un 9 por ciento más aún que Costa Salguero, además de calles y veredas que -como en Costa Salguero- no se están computando. El “parque” que los legisladores van a votar terminará siendo de menos de la mitad de lo que se les mostró.

Luis de Gregorio, vecino de Colegiales: Hasta 1976 los porteños teníamos acceso directo al río, tanto por la Costanera Norte como por la Costanera Sur. A esta última se accedía directamente a la playa y al agua solamente cruzando la avenida Costanera. La dictadura militar pretendió realizar allí un barrio náutico privado, pero no pudo con la naturaleza y, afortunadamente, allí se debió crear la reserva ecológica. Con el proyecto actual, están terminando el trabajo, vedándonos también la Costanera Norte. Esto va a ser una pared e inevitablemente va a aumentar la temperatura de la ciudad, dado que es prácticamente el único pulmón desde el cual entran las corrientes de aire.

María Gabriela Mataloni, doctora en ciencias biológicas por la UBA: Es falso que un espacio verde público debe estar activo las 24 horas para cumplir una función importante porque no todas las funciones que cumpliría son de uso directo. Los ciudadanos del AMBA tenemos derecho a disfrutar de un parque 100 por ciento dedicado al uso público y gratuito, que preste funciones múltiples, tanto educativas como recreativas, y sobre todo que cumpla las muy importantes funciones de adaptación y mitigación al cambio climático, como es por ejemplo la captura de dióxido de carbono, la superficie absorbente, la función de reserva y refugio de biodiversidad en conexión con las reservas ya existentes a lo largo de la costa y de atenuación del impacto de las tormentas. La capacidad de realizar estas importantes funciones ecosistémicas va a incidir en qué ciudad le vamos a legar a los jóvenes. Si queremos hablar de un “Distrito Joven” no tenemos que pensar en pistas de patinaje: tenemos que pensar en sustentabilidad.

Andrés Borthagaray, arquitecto, ex precandidato a jefe de Gobierno: Lamentablemente este proyecto presenta artículos claramente inconstitucionales, no respeta el Plan Urbano Ambiental y convalida -a pesar del oficio y de esfuerzos hechos por mitigarla- una barrera definitiva entre la ciudad y el río. Es verdad que estamos endeudados con finanzas comprometidas y con prioridades sociales urgentes, pero no es admisible ni urbanística ni económicamente el cambio de zonificación para vender un bien irremplazable. Hay varias opciones para asignar las prioridades de inversión con los ingresos previstos dentro de la ley, con demostración de beneficios sociales y dentro de los presupuestos públicos.

Carlos Paz, ingeniero, vecino de la Comuna 7: La ciudad tiene el gran privilegio de tener una gran ventana hacia un espacio abierto que es el Río de la Plata. Ese privilegio debe ser protegido. Construir sobre ese espacio es literalmente fomentar la creación de un gran telón de cemento, una verdadera muralla que tapará esa gran ventana que tiene la ciudad.

María Doria, jefa de Gabinete de la Comuna 6: Vengo a defender el proyecto. Creo que la ecuación es sencilla. Los vecinos y vecinas de la ciudad de Buenos Aires necesitamos de manera urgente más espacios verdes y mejores espacios públicos y creo que esta es una oportunidad única para lograr ese cambio que tanto necesitamos. Las bondades del proyecto ya fueron abordadas por especialistas. Hay que ser muy cínico para considerar que la generación de un parque de aproximadamente 15 hectáreas es una quita de espacio público.

Rosana Olivieri, abogada: Estoy aquí porque quieren que acepte de buen grado un proyecto de urbanización en el centro mismo de un ecosistema. Le ponen tanto ahínco que me hacen acordar a los vendedores de libros. Entiendo que a muchísimos hermanos y hermanas de CABA que están distraídos, que están luchando por sobrevivir y sin tiempo ni ánimo de opinar e indagar sobre las verdades detrás de las noticias les pueda parecer atractivo este proyecto. Es clarísimo que lo que se pretende es un acto abiertamente inconstitucional. La propia ley que autoriza la venta es nula, no tuvo doble lectura, no tuvo audiencia pública, pero autorizó el pasaje del dominus público al dominus privado.

Eduardo Tissera, vecino de la Comuna 1: Salvo de lo que escuché hasta ahora, una sola persona, todos argumentaron en contra de lo presentado del oficialismo. Esta audiencia está abierta a todos. En la primera audiencia hubo personas a favor del proyecto oficial. Pero estimo que las 7.000, en un altísimo porcentaje, van a estar en contra del proyecto.

Mariana Giusti, arquitecta y magíster en estudios urbanos: Se ha establecido como fundamento que lo público es inseguro, que para tener una ciudad segura, viva, sustentable es condición sine qua non enajenar las tierras públicas para localizar allí usos residenciales, hoteles y oficinas. Este proyecto alimenta la segregación social, aporta a la fragmentación urbana y ejerce una manifiesta violencia simbólica en la forma en la que hacen ciudad. Tenemos la oportunidad de incorporar algo que no tenemos: un parque ribereño rioplatense, con usos y servicios públicos, con una accesibilidad garantizada con transporte público, con especies nativas que regeneren el paisaje y aporten servicios ecosistémicos bajo una gestión integrada de sus costas.

Juan Chaves, vecino de Mataderos: No entiendo cómo hay legisladores y legisladoras que bancaron este tema porque en sus plataformas de campaña, hace no mucho, decían algo completamente distinto. Pedimos que piensen de vuelta su forma de ver este proyecto, porque va en contra de lo que los llevó a esas bancadas.

Giovanna Hinojosa, vecina de Parque Avellaneda: Aunque quieran darle una pantalla eco-friendly, sabemos que lo que quieren hacer es establecer nuevamente un muro de cemento entre la naturaleza y nosotros.

Alejandra Paz, vecina de la Comuna 2: Trabajo en Aeroparque y quería compartir mi experiencia. No comparto que sea una zona que no esté aprovechada porque hay muchísima gente y familias que ya la disfrutan. Y de hecho el transporte público que hay no da abasto. Los colectivos 37, 160 y dos o tres líneas más que pasan los fines de semana y en temporada siempre están colapsados de familias y de gente que pasea por ahí. Es una locura hacer un barrio, torres y edificios ahí, al lado de un aeropuerto donde ya hubo un accidente hace algunos años. Me parece un sinsentido.

Magalí Vela Vázquez Varela, realizadora audiovisual: El viernes escuché las exposiciones de los funcionarios defendiendo este proyecto y sus intervenciones dejan en evidencia su forma de pensar la ciudad, retrayendo al Estado y dejando en manos de capitales privados aquello que es de su responsabilidad. Varios de estos funcionarios sostuvieron como principal argumento la importancia de la presencia de comercios, cafés y bares en la zona, ya que -según ellos- es la única manera de asegurar mayor circulación de gente y de generar que el espacio sea más seguro, para que las mujeres podamos habitarlos y circular con tranquilidad. Esto me parece sumamente ridículo. ¿Qué hacemos entonces? ¿Llenamos todas las calles de la ciudad de bares y restaurantes para que las mujeres podamos caminar tranquilas? ¿Así piensan las políticas públicas?

Jorge Kiernan, vecino de Caballito: Acá no hay una muralla de edificios bloqueando nada. A ver, de la vereda de enfrente, lo vi en el mapa, hay un depósito fiscal, no hay gente en treinta cuadras. El acceso al río va a estar, la mayoría va a ser parque. No pretendan viviendas populares, esto es un Puerto Madero VIP. Ahora, los argumentos del oficialismo son un desastre, son indefendibles, no sé quién les escribe el libreto. No resiste una mínima mirada. Todo apesta a que esto es un negociado y su pasado los condena. Lo del 75–25 que nos vendió la arquitecta el primer día [de porcentaje de parque y porcentaje edificado] es mentira. Saquense la careta, ¿qué me estás queriendo vender? Me estás tratando de meter de contrabando un helipuerto. Un helipuerto es una bocha de tierra. El que tenga dudas métase en Google Maps, pase por Costanera Sur y va a ver que hay un helipuerto ahí. Tómese la molestia de medirlo, y son casi dos hectáreas. Un helipuerto no es moco ‘e pavo, y me lo estás metiendo por atrás como un rinconcito más perdido en el número. O sea que lo de 72–25 es mentira. A los legisladores del oficialismo, disciplina partidaria y a morir, ustedes no se pueden despegar de esto, van a morir en la trinchera. Pero el resto, a ver, los que todavía se llaman radicales, un poquito de vergüenza, muchachos.

Martes 1° de diciembre

Ramiro Recondo, arquitecto, consultor del Gobierno de la Ciudad: Cualquier persona que haya estudiado urbanismo sabe que el suelo se gestiona. Cualquier persona que tenga responsabilidades económicas sabe que la plata no es infinita, y para hacer algo posiblemente necesite algo con qué pagar lo que quiero hacer. La venta del suelo público acá puede generar más y mejor suelo público y capacidad de gestión en otro sector. Cualquier persona que haya investigado media hora sobre temas urbanísticos llega a la conclusión de que la mixtura de usos es necesaria. Para llegar al río tenemos que llegar con ciudad, y la ciudad es un hecho social que involucra la intervención humana.

Gastón Boco, sociólogo, vecino de la Comuna 9: Venimos preocupados hace mucho tiempo por el déficit de espacios verdes, cosa que está fuera de cualquier discusión. Podemos tratar de racionalizarlo con conceptos abstractos del urbanismo, pero lo cierto es que el déficit en espacios verdes en la ciudad es una ciudad que no tiene discusión bajo cualquier punto de vista. Cuando no hay ninguna razón que lo sostenga [al proyecto], es que está primando la lógica del dinero, y la política tiene que dejar de lado la lógica del dinero y empezar a tener en cuenta la lógica del bien común. La gestión macrista nos tiene acostumbrados a que siempre prima la lógica del dinero.

Alejandro Miró, empleado: Trabajo en el área de sistemas y una vez trabajé en el edificio muy lindo en Puerto Madero del ICBC, y ahí te das cuenta del río que no ves, ¿no? Ves hasta Uruguay desde los pisos altos. Y eso solo lo ve gente que tiene determinada clase social. El río es solo para gente de determinado poder adquisitivo, y no me parece nada democrático. Es muy triste cómo está armada la ciudad.

María Antonia Kaul, arquitecta, doctoranda en urbanismo: Sin información veraz se obstaculizan las condiciones para la participación ciudadana. Del expediente surge que no estamos frente a la venta de Costa Salguero-Punta Carrasco sino de la aprobación de cambio de normativa para toda la Costanera Norte con una extensión de 7 kilómetros de costa, por lo que la caratulación del expediente, así como la información masiva del gobierno de la Ciudad, es no-eficiente, incompleta y poco transparente.

Francisco Pardo Lampreabe, integrante de la Red Universitaria por la Crisis Climática: Durante las dos gestiones en Macri en la ciudad se privatizaron 208 hectáreas de terrenos públicos, mientras que durante la gestión de Larreta la ciudad enajenó 225 hectáreas, es decir, prácticamente duplicó el ritmo de privatización de esas tierras. Esto no es un pedido aislado, no es un pedido caprichoso. Estamos muy lejos de ser una ciudad verde, limpia, inclusiva o comprometida con la mitigación y adaptación del cambio climático.

Eugenia Bedini, vecina de Almagro: Los argumentos a favor del proyecto plantean el engaño de comparar cómo está actualmente ese lugar y lo que propone. Lo que hay que comparar es lo que propone el proyecto y lo que en realidad nos corresponde: el 100 por ciento de ese espacio verde.

Manuel Alurralde, estudiante, vecino de Santa Rita: Larreta dice que hay una plaza en cada barrio. En nuestro barrio hay un triángulo que es un pelotero de cemento que llaman “plaza“ pero claramente no se puede nombrar como una plaza.

Andrea Birgin, arquitecta: Este proyecto genera una doble barrera arquitectónica: primero al usuario, que seguiría de largo frente a un muro de 30 metros de altura que jamás lo invitará a pasar; y una segunda barrera al río, ya que impedirá la entrada de aire fresco a la ciudad. Tengamos en cuenta que estamos en emergencia ambiental y, sobre todas las cosas, estamos en una pandemia que visibiliza la falta de espacios verdes y la falta de contacto con la naturaleza. Por eso la importancia de que este proyecto sea un parque.

Yair Cybel, periodista, investigador: Primero fue la Justicia que dijo que la costanera no era de dominio privado. Después fue la ANAC, que señaló la incompatibilidad de este proyecto con la existencia de un aeropuerto en las inmediaciones. Y ahora es la opinión pública la que les está dando clases de urbanismo.

Laura Valdez, vecina de San Cristóbal: No es la primera vez que veo que esta gestión quiere vender terrenos públicos para empezar iniciativas privadas a manos de unos pocos para construir torres de lujo. Hace muy poquito esta gestión quiso vender los terrenos del Tiro Federal para construir torres. Los medios más importantes nunca te van a mostrar esta cara de Larreta, somos muy pocos los que salimos de esta matrix donde hay un velo rosa que cubre a esta gestión.

Agustina Legasa, economista: Hoy vivimos en una isla de calor, que además de recalentarse perdió buena parte de su capacidad de absorción de agua de lluvia y de dióxido de carbono. Este parque será una pieza clave e indispensable para la mitigación y adaptación al cambio climático. No podemos perder esta oportunidad histórica de cambiar el rumbo de nuestra ciudad.

Gastón Mehaudy, estudiante: ¿Qué es lo que está promoviendo el Gobierno de la Ciudad con este tipo de construcciones? El otro día leí una nota que decía que el promedio de precio de alquiler un monoambiente en la Ciudad es de 21 mil pesos, mientras que el salario mínimo vital y móvil es de 18 mil y pico. ¿Es el rol del Estado promover construcciones que se venden a 9 mil dólares el metro cuadrado?

Sofía Dell’Oro, traductora, bibliotecaria: Al comienzo de esta audiencia escuché a alguien que defendía al proyecto decir que estar en contra del proyecto era oponerse al cambio o querer frenar el cambio. Creo que por el contrario, los que nos oponemos al proyecto queremos cambiar la relación que tenemos con el río y apropiarnos de un espacio que es nuestro.

Juan Pablo Costa, investigador del Centro de Economía Política Argentina: He escuchado a varios referentes del gobierno y de organizaciones de arquitectos señalar la cuestión de que no hay que tenerle miedo al cambio. En realidad creo que la posición mayoritaria de los vecinos y vecinos es plantear un cambio en cómo se viene gestionando el espacio público y el espacio verde en la ciudad. Efectivamente queremos un cambio, incorporando el río a la ciudad, pero creemos que este proyecto no va a cumplir ese objetivo. Ahí está la cuestión.

Miércoles 2 de diciembre

Catalina Kaplan, estudiante de Geografía: El proyecto que hoy se está discutiendo supuestamente garantiza que un sector de la costanera sea público. Pero el ABC del urbanismo explica que en realidad construir torres de 29 metros de altura es crear una barrera urbana. Ese argumento es una tomada de pelo. Los jóvenes no queremos un parque privado en medio de edificios de lujo. ¿Sabían ustedes que el 20 por ciento de los jóvenes vivimos en condiciones de hacinamiento? Los jóvenes en la Ciudad tratamos más de 30 años para acceder a la vivienda propia y tienen el tupé de hacer un proyecto de lujo en medio de lo que llaman el “Distrito Joven”.

Mariano Fernández Alonso, locutor: La ocupación con edificios del 26 por ciento del sector 5, que es el sector destinado a hoteles, viviendas, etcétera, es un gran eufemismo. Porque después dice que la ocupación se permite sobre “un perímetro libre y semilibre.” ¿Realmente creen que cuando estén esos hoteles y viviendas vamos a poder transitar libremente por esos espacios? Yo creo que no.

Federico Vigna, estudiante de paisajismo: En la Ciudad de Buenos Aires la población no aumenta mucho. Pero en la zona norte de la ciudad, donde está este predio, los metros cuadrados construidos crecen un montón, se construye muchísimo. Esto quiere decir que gran parte de todos los metros cuadrados construidos son para viviendas ociosas.

Gabriela Antenzon, arquitecta, vecina de San Telmo: Treinta años hubo que esperar que terminara una concesión totalmente desventajosa para la ciudad y ahora, cuando se tiene la posibilidad de pensar un buen proyecto integrador de toda la costa ribereña se enfatiza el criterio que viene imperando en nuestra ciudad desde hace varias décadas: seguir dándole la espalda al río o, más injusto aún, la cara al río para unos pocos.

Marcela Balliano, arquitecta de la UNC: Es cierto que la ciudad no se construye solo con parques. La mixtura de usos y la incorporación de actividades otorga vida y dinamismo al espacio urbano. Ahora bien, me pregunto, ¿son estos terrenos de titularidad pública que conforman un eje costero de la ciudad que integra recuperar su cara al río los más indicados para su transformación? ¿No será más conveniente utilizar la franja entre la Avenida Costanera y la autopista para transformar con nuevos usos este frente de ciudad? ¿No sería más ambicioso, y esto le digo en especial a mis colegas arquitectos, comenzar a pensar en un masterplan que incluye un ámbito desde los tejidos del barrio de Palermo hasta los del río, que intente resolver al mismo tiempo las diferentes barreras viales, ferroviarias, áereas de este lugar de la ciudad? ¿No merece la construcción de esta normativa un desarrollo más riguroso, clarificador y comprobatorio que incluya los informes de los organismos, puertos y aeropuertos, las obligaciones de los propietarios privados, como así también una evaluación económica?

Sabrina Cifre, arquitecta: ¿Por qué la ciudad se tiene que deshacer, a precio vil como suele hacer, de un bien escaso y no renovable como es la tierra de dominio estatal, en vez de conservarlo para su utilidad pública, sobre todo en un contexto de pandemia en donde las áreas verdes y lugares de esparcimiento al aire libre se han convertido en una necesidad primaria?

Graciela Guiliani, arquitecta especializada en planificación urbana: La función social del suelo significa que el suelo no es una mercancía, sino que equivale al conjunto de condiciones o responsabilidades que pueden ser impuestas a la propiedad en nombre de los intereses colectivos que se despliegan en la ciudad, espacio donde se ejercen derechos colectivos. ¿Quién pone esas obligaciones? El Estado. Entonces vuelvo a preguntar, ¿cuánto vale esta tierra, que es única? ¿Cuánto valen los derechos colectivos en el centro del área metropolitana?

Alicia Carolina Meichtry, abogada: La tierra pública en ese espacio es limitadísima y es algo que no se va a poder reproducir. La venta de esto es una pérdida irremediable que nos responsabiliza como ciudadanos frente a las generaciones futuras. Ya perdimos el río por treinta años por una concesión ilegítima, no le demos ese legado para siempre a las próximas generaciones.

Hector Di Napoli, ingeniero electrónico, vecino de la Comuna 5: No sé, mirando Puerto Madero me da la idea de que son grandes torres vacías, insólitamente limpias, con espacio público de puro cemento, se parecen más a bóvedas elegantes que a lugares donde la gente vive. A veces me da la sensación de que cuando voy me van a pedir pasaporte, siento que estoy yendo a otro lugar.

Stella Pinasco, vecina de la Comuna 13: En la Ciudad de Buenos Aires muchas cosas han cambiado durante todos estos años. Algunas cuestiones han mejorado. Otras no. Es cierto que la ciudad ha crecido en muchos aspectos, pero hay una evidente brecha de recursos económicos entre los que más tienen y los que menos tienen. Fue evidente durante el aislamiento en esta pandemia la necesidad de habitar los espacios públicos, y pudimos ver jóvenes y adultos en las calles haciendo deportes, desesperados por un poco de espacio público. El acceso libre a los espacios públicos construidos y por construir hacen a la salud de nuestra sociedad. Podemos poner el ejemplo de Puerto Madero. Es un lugar muy bonito, como ha sido señalado, pero es un barrio cerrado dentro de la Ciudad de Buenos Aires, y eso es lamentable porque nos aleja de la ciudad que queremos.

Andrea Guerra, vecina de Villa Crespo: De pequeña disfruté los espacios verdes y ribereños públicos, allá cuando mi abuelo nos llevaba a remontar barriletes, y me preguntaba si alguno de ustedes ha visto en la actualidad niños remontando barriletes en esta ciudad. Paulatinamente voy sintiendo que habitar esta ciudad se torna cada vez más insufrible, más insano, que nos volvemos cada vez más extranjeros en nuestro suelo. Me resulta increíble leer y escuchar los argumentos de los funcionarios del gobierno de la ciudad justificando el proyecto. Dicen que es una manera de acercar y vincular a la gente a los espacios públicos, revitalizar, dejar de estar de espaldas al río de la plata. Esto ofende nuestra inteligencia, es falaz, suena a estafa, a chantaje. ¿Acaso la vinculación del río se da a cambio de la enajenación de tierras que nos pertenecen?

Laura Pérez, antropóloga, docente, vecina de la Comuna 4: Es evidente que este proyecto está pensado para quienes más tienen, para quienes ya tienen acceso a espacios verdes, probablemente en otras localidades, pero quieren más. Martín Lousteau dijo en una nota periodística radial que el ejemplo de lo bueno que va a ser este proyecto es Puerto Madero. Sí, dijo que miles de familias van a Puerto Madero a pasear y a hacer picnic y que antes esto no era posible. Cuando yo escucho estos “argumentos” pienso en las chicas y los chicos de mi distrito, de la Villa 24, de Zavaleta, y sé positivamente que ninguna de esas familias disfruta, como señala Lousteau, del “paseo” por Puerto Madero, que ellos no pueden hacer picnic allí y que tampoco lo van a poder hacer en las tierras que se pretenden vender en la ribera porteña. Decir que las familias pueden hacer picnic en medio de una urbanización multimillonaria es un cinismo desmedido.

Leandro Royo, becario del INTA: Es evidente que lo que se quiere hacer en Costa Salguero es una perimetrización del área pero con un acceso circunstancial de la ciudadanía. La ciudadanía podría visitar el predio pero sin poder hacer uso de él, casi sería como teñir de uso privado ese predio en contra de un interés colectivo.

Nicolás Segal, economista, maestrando en desarrollo económico: Es realmente muy difícil compatibilizar la visión del proyecto, donde se incluyen viviendas orientadas hacia el mercado inmobiliario del tipo premium, con la asignación de un uso urbano para la hotelería. Es muy difícil compatibilizar la dotación de infraestructura pública, que es el declamado objetivo de este proyecto, con los usos comerciales que se le asignan. Y si bien tenemos un porcentaje de reserva en cualquier cesión de tierras, que marca que hay un cierto porcentaje que se destina a usos públicos, lo que encontramos es que las sucesivas intervenciones urbanas que caracterizaron a la coalición gobernante hacen una interpretación muy forzada de eso, donde el espacio público está puesto sólo en función de cumplir a rajatabla o a reglamento con ese porcentaje de reserva, y se destina a la utilización de calles o caminos que sirven como externalidad positiva para esos grandes usos inmobiliarios, valorizando los terrenos y los emprendimientos hoteleros y comerciales. No es suficiente decir que queda el camino de sirga, o unos 30 metros, para decir que se recupera el acceso al río. Se necesita un proyecto más ambicioso, como tuvieron muchas ciudades que crecieron a espaldas al río.

María Sol González, estudiante: Queremos un parque público verde, queremos que la ciudad deje de darle la espalda al río y queremos que de una vez por todas esta Legislatura pueda empezar a pensar una ciudad para quienes vivimos y quienes la habitamos.

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Federico Poore
Federico Poore

Written by Federico Poore

Magíster en Economía Urbana (UTDT) y licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA). Escribo en elDiarioAR y el Buenos Aires Times, entre otros medios.